Los heraldos negros / Trilce
- Gabriela Solis

- 8 ene 2019
- 1 Min. de lectura

“¿Me gustaría si no lo hubiera escrito Vallejo?” fue mi pregunta permanente durante la lectura de este par de poemarios. Tuve que forzarme a ese ejercicio de honestidad porque se sabe que Vallejo es uno de los grandes poetas latinoamericanos y cómo no te va a gustar un escritor así de consagrado. Sin embargo, la respuesta casi siempre era “no”. Por más que lo describan en la contraportada como alguien que logró ir más allá de su época al plantear una poesía desgarradora e intensa, no logré emocionarme con ninguno de los poemarios. “Los heraldos negros” tiene cuatro poemas preciosos (Los heraldos negros, Ágape, Los pasos lejanos, Espergencia), pero el resto me pareció bucólico e insoportablemente religioso (que para nada místico). ¡Y qué manera de abusar de los signos de admiración! La intensidad que no puede lograr con imágenes o metáforas, la quiere materializar con gramática. “Trilce”, en cambio, es el opuesto total: la vanguardia casi a fuerza. Me declaro de plano incompetente para apreciar este libro que “desarticula la sintaxis y se desentiende de las normas de la lógica”. Pero aceptarlo está bien: para que la literatura siga siendo un goce, es necesario reconocer con honestidad qué nos provoca placer, qué no y después leer en consecuencia. No sugiero que no exploremos, sino que lo hagamos sin sentir la obligación de alabar una obra glorificada que a uno personalmente no le dijo nada.



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