Lo bello y lo triste
- Gabriela Solis

- 11 jul 2019
- 1 Min. de lectura

Esta novela es una historia de venganza desperdiciada. La venganza puede ser uno de los motivos literarios más interesantes: elaborar la traición y sus motivos, la gestación del deseo de desagravio, las trabas para llevarla a cabo, el éxito o fracaso final… Ueno Otoko es una pintora de 40 años que vive con su aprendiz y amante, la muy asiáticamente bella (delgadísima, casi transparente de lo blanca, cabello profundamente negro) y joven Sakami Keiko. El drama comienza cuando Oki Toshio, ex amante de Otoko, la busca después de más de 20 años de no verse. Esto provoca en Keiko muchos sentimientos: celos de que Otoko aún esté enamorada de Oki, rabia por lo que éste le hizo a Otoko y un deseo de venganza que se siente teatral y falso. Nos tenemos que creer el amor entre Keiko y Otoko a punta de declaraciones grandilocuentes que no encuentran mucho sustento en la psicología de los personajes o la anécdota misma. Keiko se vuelve un personaje odioso bastante pronto por sus extremos. Quiere morirse, vengar a Otoko, matar a Oki, matarse a ella misma, dejar a Otoko, ser humillada, ser deseada, reclamar amor; una intención contradictoria tras otra. Al final, una venganza que tenía todo para ser elaborada, diabólica y fascinante termina pareciendo como una obra de teatro que se ensayó poco, pero que de todas formas se montó aunque supieran que el resultado sería mediocre. .



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