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El corazón del daño

  • Foto del escritor: Gabriela Solis
    Gabriela Solis
  • 19 feb 2022
  • 1 Min. de lectura

Lo he dicho un millón de veces: mi tema literario favorito es el padre. Es fascinante leer cómo alguien se posiciona y se rebela ante esa figura que es límite, orden, y razón. Están Kafka, Roth, Knausgård. Pero a veces, el padre es la madre. Y esa permutación de roles es muy interesante: madres que no son brazos abiertos y amorosos, sino reinas de hielo a las que conquistar. Está el maravilloso “Apegos feroces” de Vivian Gornick, relatos de Marina Tsvietáieva, Lucía Berlin y Carson McCullers.


“El corazón del daño” es un reclamo póstumo a una madre que exigía perfección y obediencia, pero terminaba despreciando a la hija sumisa que hacía todo por complacerla.


“Todo lo que pedía entonces era un poco de generosidad, algo que no exigiera más premio que mi pequeña existencia”, dice Negroni.

El libro serpentea entre la poesía y el micro ensayo, y la autora es perfectamente consciente del género híbrido que intenta. “Siempre busqué desmarcarme. Escribí poemas que son prosas, ensayos que no creen en nada, biografías apócrifas, y hasta dos engendros de novelas que proliferan hacia adentro como una fuga musical”.


Sin embargo, el experimento no funciona en este caso. El libro resulta enteramente autorreferencial, sin dejarle a la lectora rama alguna a la cual asirse para engancharse en la lectura. Creo que este libro sólo lo podrá disfrutar María Negroni o alguien que ha leído absolutamente todo lo que María Negroni ha escrito.

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